Polo lo miró fríamente, con una luz cautelosa y peligrosa brillando en sus ojos.—Jorge,—Teo dio una risa fría y lo miró significativamente—, El alquiler y la decoración de esta tienda son caros, ¿no? ¿De dónde has sacado tanto dinero?—No tienes que preocuparte por eso —El rostro de Polo era claro y frío.—Como amigos, he cuidado de ti en prisión —Teo se mostró indiferente—. Oye, si necesitas dinero, puedes decírmelo. Te lo prestaré, ¡así no lo pasarás mal! —Gracias, no es necesario.—¿Tanto coraje? Jorge, ¿puedes realmente ser como han dicho, siempre confiando en tu esposa para apoyarte?Al decirlo, Teo no dejaba de mirar a Lucía detrás de él.Polo apretó el puño. Las venas de su firme bracito eran claramente visibles.—Deja de decir tonterías aquí —De repente se oyó la voz de la mujerita.Lucía se paró frente a Polo, sus ojos eran grandes, hermosos, firmes y sin miedo.Podría que fuera blanda en otros asuntos, pero cuando alguien ataca a su marido, era absolutamente implacable.
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