— Demetrio, ¿Irán ustedes por los muebles? — Preguntó sin quitar sus ojos de los de Helena, que ardía por dentro en silencio, sin atreverse a mover un solo músculo. El Beta comprendió y con recato y disimulo tomó la mano de Abby. — Iremos en este instante, me avisas cuando quieras que nos veamos. — Gracias, amigo. — Por nada — Lanzándole una mirada pícara al salir y añadiendo mentalmente: « Vamos tigre, es tu hora » Los chicos salieron cerrando la puerta tras de sí. — Estamos solos al fin… — Observó Helena con alivio, en realidad no fue sugerente, solo se sintió agradada de estar a solas con él, sin ruido, sin más conversaciones, sin otra cosa que apartara su atención de él. — Sí, es maravilloso estar aquí solos — Corroboró tomándola de las manos y acortando la distancia, entra ambos — ¿Lo sientes? Ella se dejó hundir en su mirada de oro. — Dime, ¿Lo sientes? Es como el magnetismo — su voz sonaba ronca y sexi, p
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