Durante la medianoche, Massimo se dirigió a la habitación de Taylor. Quería ver si ya se hallaba más calmado y conversar con él sobre cómo serían las cosas de ahora en adelante, sin embargo, lo encontró recostado en su cama. Supuso que se quedó dormido, así que salió nuevamente con la intención de dejarlo descansar, pero en cuanto éste se retiró, el joven abrió los ojos. No tenía ni el más mínimo deseo de verlo o de escucharlo después de haber sido testigo de su crueldad, lo cual, al recordarlo, lo llevaba a romper en llanto otra vez. Aquella noche fue de insomnio para Taylor. La expresión aterrorizada de Berenice, su grito y su desesperación, todo lo atormentaba. Tenía miedo de dormir, no podía pegar los párpados pues la veía a ella en la oscuridad. Al llegar el amanecer, la fatiga se apoderó de él y no pudo evitar quedarse dormido. Se sumió al sueño por unas horas hasta que el sol iluminó completamente su habitación. De pronto, empezó a removerse entre las sábanas. La imagen de Be
Leer más