AlbertoSé que Marina no tuvo la culpa de que el imbécil de Connor haya entrado a mi oficina sin permiso, pero la verdad me enfurece, no sé que diablos hacía sentado como si fuera un gran monarca, pero no creo que sea para lo que dijo, pues sus intenciones no terminan de convencerme y más cuando yo vi con mis propios ojos que él mismo la besó a la fuerza anoche, y más conozco a un hombre interesado en una mujer y sé que Harry lo está de Montserrat.Pero ahora no la pienso perder por nada de este mundo y más cuando está de por medio el fruto de nuestro amor, que por cierto está tarde por fin lo voy a conocer y está emoción que siento en mi pecho es tan grande que siento que me voy a estallar de la dicha.—Señor disculpe que pena que haya entrado sin avisar, pero afuera está la señorita Cinthia y dice que quiere hablar contigo, ¿Que me dijo? —Maldición y ahora que quiere, si se supone que ya había quedado todo en claro y ahora qué.—Dile que pase, y por favor, si viene Monserrat armas u
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