— Buen día señorita, busco a la señorita Melker — La madre de Calisto, sabía perfectamente que su hija no estaba en la oficina, el día que Dara la llevó al hospital se lo comentó. La desesperación combinada con falta de sentido común, madurez y egoísmo la llevaron a creer que podía sacar ventaja de la relación que su hija sostenía con el heredero de los Barbaren, sin imaginarse que estaba a punto de arruinarle la vida. llegó preguntando por Calisto, sin embargo, a quien realmente quería ver era a Abner, su intención era contarle la difícil vida que llevaban y su trágica situación financiera, pedirle su ayuda, por su puesto, mostrarse como la madre sufrida que hacía lo impensable por el bienestar de su hija, hasta humillarse suplicando la ayuda de su novio. Un hombre enamorado como él, no se negaría a ayudar a su amada, de eso estaba segura, no obstante, no contó con el hecho de que Abner tampoco estaba en la empresa. — La señorita Melker no se encuentra — le informó la recepcionis
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