Ella pensó por unos minutos sin poder recordar, la mansión era muy grande y no pudo recorrerla entera, todo lo contrario, le falto mucho por ver, no obstante, se le vino a la mente ese cuarto que al llegar Sofía le enseño donde estaban las esposas que colgaban de los techos y las armas de tortura.—Si había un cierto al que hacía llamar cuarto rojo, se trataba de un lugar masoquista, donde tiene esposas, látigos y demás implementos de tortura, aunque allí me llevo su esposa el conmigo nunca empleo nada de eso —Quiso aclarar ya que el rostro de su padre se tornaba de todos los colores posibles.—Entiendo ¿En qué piso esta? —Preguntó enseguida.—En planta baja justo debajo de la escalera —Habló con rapidez.—¿Viste algún tipo de fluido como sangre? —Consultó intrigado.—Las luces del cuarto son rojas, las cortinas, las sabanas de una cama en forma de corazón, todo, pero no estuve el tiempo suficiente como para analizarlo —Musitó ella encogiéndose de hombros.Este hombre que tenía en fre
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