Una pesadilla que tal parece no tiene fin AmandaNo puedo evitar dejar de mirar a Serena, está congelada, el rostro de la muerte es gélido, es inerte, ella está tomando unas facciones muy extrañas, jamás me habia acercado a un muerto, cuando mi madre falleció, solo pude verla a través del vidrio del ataúd, y ni siquiera recuerdo ahora como era su rostro, yo estaba tan pequeña, que juro que no sabía distinguir entre la vida y la muerte, pero ya encontrarse con esta última tan de cerca es totalmente diferente, es encontrarse con una realidad maléfica, una realidad que al fin de cuentas ninguno vamos a escapar.Los primeros minutos a su lado sentí nauseas, escalofríos y tuve visiones horribles, la vi cómo se levantaba. Como se me acercaba y con sus ojos hundidos me amenazaba, luego yo cerraba los míos y nuevamente estaba ahí tirada, tan fría e inconsciente, fueron como unos treinta minutos de pánico total, pensé que me iba a morir junto a ella, pero cuando la vi, que hizo un pequeño mov
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