Punto de vista de autor.—¡Romí, más despacio! —Las manos de Dante estaban ansiosas por levantarla.Ya estaban en el parque, y ella corría delante de él como de costumbre. El único problema era que hoy no era como cualquier otro día. Acababa de ser dada de alta del hospital después de una cirugía mayor y alguien quería hacerle daño. No le gustaba dejarla fuera su mi alcance y mucho menos fuera de mi vista.Hizo una pausa solo lo suficiente para darse la vuelta y exclamar: —¡Pero, papá, estoy emocionada!—Acabas de salir del hospital, pequeña, no te esfuerces. Los cambiaformas podían curarse rápido, pero los asuntos del corazón siempre se trataban con mucha seriedad. El médico dijo que podía estar levantada y jugar durante periodos cortos de tiempo, pero a ese ritmo se cansaría antes de que llegaran a jugar.—¡Pero, papá! —Hizo un puchero.—Romí, cálmate o te cargaré todo el camino como un bebé —amenazó.La mayor parte del tiempo a Romí le encantaba que la cargaran, pero había estado
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