Era tardísimo y él apenas salía. Dos mujeres estarían muy enfadadas si no llegaba a tiempo. Casi corriendo llegó al lugar, estaba lleno, había mucha gente haciendo fila para que su libro fuera firmado. Él tomó el suyo y se acercó, se colocó de tal manera que pudiera ver a la autora del libro, había sido un éxito, por la originalidad de sus recetas, pero sobre todo por su manera de explicar tan sencilla y divertida. Ella sonreía con deleite y observó fascinado como la primera vez el hermoso hoyuelo de su mejilla. Él avanzó sin hacer fila y se le permitió por parte del personal porque todos sabían quién era él. Le guiñó un ojo a la ancianita que iba a poner su libro y acercó el suyo, la mujer le dejó. - Me lo firma por favor. - Claro. – Le dijo ella sin mirarlo como muchas veces lo hacía cuando estaba ocupada y cosa que le volvía loco. Le devolvió el libro y él esbozó una enorme sonrisa al ver la dedicatoria: Hola amor. Honey ha estado un pelín impaciente por que pruebes el
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