Finalmente después del gran revuelo en la escuela, tanto Evangelina como Braulio se encontraban desconcertados, con miedo y temerosos, debido a que él estes de la situación había sido tan grande que en ellos provocó un quiebre emocional, que derivó horas y horas de lamentos y llantos, los cuales sucedieron en la casa de Guillermo, quien trataba de consolarlos, con abrazos, palabras de motivación y mucho helado. Para las 06:00 pm de aquel día, cuando ya todo estaba un poco más tranquilo, Evangelina se percata que su amigo se ha quedado dormido, así que lo cubre con una ligera manta, recostándolo un poco mejor en el sofá del área de recreación, apagando las luces y los sonidos, para que este pudiera descansar un poco. Mientras que ella, por su parte decide bajar las escaleras y dirigirse a la cocinar, lugar en el que se encontraba Guillermo comiendo un poco de pastel, sentado en uno de los bancos de su barra, de manera tranquila y pensativa. - Guillermo, gracias por recibirnos a ambos
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