«¡Esto es una maldita tortura!, ¿¡Cómo carajo se le ocurre dejarme en este estado!?», grito internamente al verla caminar por la sala.Tiene muchos días dejándome en este estado, desde que estuvimos aquella vez no hemos estado más juntos. Todo se ha basado en unos cuantos juegos previos, acompañados de besos que no hacen más que dejarme sumamente necesitado de más. Odio que haga esto, porque yo quedo como una espantosa erección que parece más bien una tienda de campaña en mis pantalones.Por como si no fuera poco, no sé detiene ahí, sino que lleva unos malditos pantalones que le quedan muy pegados a su cuerpo. Permitiéndome tener una maravillosa vista de su increíble trasero, uno que jamás me cansaré de admirar y menos después de haberlo tenido entre mis manos hace un par de minutos atrás.«¡Carajo, esta niña se está pasando demasiado!», exclamó internamente observando como mueve su trasero para que yo lo vea «Mierda Aubrey, ¿Cómo eres capaz de hacerme algo así?».Paso suavemente el d
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