Inés fue incapaz de contenerse. Una pequeña risa se marcó en sus labios.—No fue buena idea haber venido aquí —murmuró la elegante mujer, segura de que Massiel era capaz de escucharla; la falta de respuesta de Emiliano, generó tensión en ella, así que decidió actuar como si nada se encontrara ocurriendo—. Ordenaremos algo ligero. ⸺La larga uña de Inés buscó una comida en el menú, la señaló y se la ofreció a Massiel⸺. Esto queremos.La burla en los ojos de Inés, despertó en Massiel el casi incontrolable anhelo de golpearla, pero, en cambio, lo único que hizo fue dedicarle a ambos, un asentimiento suave, retirándose de allí con rapidez, pasando por alto la profunda mirada de Emiliano, que gritaba aquello que sus labios encontraban incapaces de decir una vez más.La rubia le entregó la orden a un cocinero, que le aseguró que en veinte minutos estaría listo.Tras esto, Massiel decidió recostarse de una pared, puesto que se encontraba lo suficientemente exhausta como para no querer ver a a
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