Punto de vista de autor.—Los rusos nunca aceptaron a ninguno de los líderes de nuestras pandillas, excepto a usted, el jefe. Y le dijeron antes del momento en que renunció, que nuevamente se convertirían en nuestros enemigos. ¡No lo aceptarán!Zeus apoyó la cabeza en el asiento y cerró los ojos como si ninguna de las palabras de Lucas le afectara.—El único hombre que puede tomar mi lugar será el aceptado por los rusos. Son nuestra alianza más grande, tiene que convencerlos de que de lo contrario busquen a alguien más. Lucas suspiró inclinándose ante Zeus antes de salir de la oficina.Zeus no abrió los ojos y una pequeña sonrisa apareció en sus labios. Sabía que el joven pasaría esta prueba. Tenía fe en que solo ese hombre ambicioso y feroz puede pasar la prueba y tomar el asiento de Zeus.Zeus simplemente estaba dejando su asiento de jefe de la mafia, no su negocio. Tenía varios negocios legales en todo el mundo que seguirá funcionando. Esos negocios serán heredados por sus hijos.

Punto de vista de autor..Un mes después.Zeus entrecerró los ojos hacia Lucas, que estaba parado frente a él sonriendo torpemente.—¿No deberías estar con tu esposa? Escuché que acaba de dar a luz a un niño hace dos días.Lucas suspiró molesto.—Esa mujer es la que me echó diciendo que necesito llevarte a algún lado —Zeus arrugó la nariz confundido.—¿Dónde?Lucas se encogió de hombros.—Vámonos. Lo sabrás.Zeus puso los ojos en blanco y asintió con la cabeza.—Por cierto, felicitaciones. Con suerte, tu hijo no tendrá la costumbre de apegarse a su jefe como una sanguijuela en el futuro.Lucas miró su espalda antes de dirigirse al auto.Lucas al principio no renunció a su trabajo ya que su fase de entrenamiento no fue tan jodida como el líder tuvo que tomar. Lucas era un huérfano que fue forzado a venir a este mundo por el padre de Zeus. Lucas tomó el entrenamiento con Zeus. Ambos estaban cerca desde sus días de entrenamiento. Lucas todavía recuerda el momento como si fuera ayer cuand

Punto de vista de Zeus… Miré a mi hermosa esposa mía acostada a mi lado. Manteniendo mi cara en mi palma con mi codo descansando en la almohada miré su cara cansada y brillante como si fuera la visión más fascinante del mundo y para mí de hecho lo era. Una pequeña sonrisa jugaba en mis labios mientras mis ojos viajaban a la cuna al lado de nuestra cama donde dormía mi pequeña niña. Sí, tuvimos una niña. El primer día que nació me asusté al pensar que nuestra bebé no nació normal ya que era extremadamente pequeña como si apenas me alcanzara el codo si la levanto. E hizo el ridículo saltando para agarrar la garganta del doctor pensando que algo le pasó a mi hija. Me reí sacudiendo la cabeza, ¿por qué soy tan tonto en esos asuntos? Aurora apenas se despertó después del parto cuando me dijo que se suponía que su bebé sería así de pequeño. Incluso ella se estaba riendo de que yo estuviera al borde de la inconsciencia. Lucas incluso me preguntó si realmente alguna vez fui su jefe. Tuve q