La casa de seguridad de Santoro era enorme y estaba bien protegida, tenía un jet en la parte trasera que se alistaba, solo descansará un par de horas antes de partir, no podían estar en territorio del enemigo, solo estaría a salvo hasta llegar a Italia. Eyra estaba en una habitación, estaba muy agotada así que en cuanto llegó a la cama quedó profundamente dormida, Konstantin velará el sueño de Eyra y de Alexandra. — En cuanto todo esté listo vamos a irnos de aquí – dijo Enzo. – Es seguro de que Akemi ya sabe y no nos enfrentaremos a una guerra contra la yakuza aquí, sabiendo que perderemos. Iremos a Italia. — Perfecto, iré a dormir entonces – dijo Nacho. Cada uno tomó su lugar algunos para dormir y otros para hacer rondas y que no los tomarán desprevenidos. Beth se acercó a la habitación de Eyra, tocó y entró sin hacer mucho ruido.— ¿Qué pasa? – dijo Konstantin. — Nada, me quedaré con ella, ve y asegúrate de que todo esté bien – lo miró. – Vamos, quiero estar con mi amiga. — Bi
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