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Todos los capítulos de Un amor XL para el CEO: Capítulo 81 - Capítulo 90
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81. Entonces habla padre.
El padre de Evan notó el nerviosismo de su esposa y no pudo hacer nada más que abrazarla, la culpa no era solo de ella, también él había callado, había aceptado junto con ella ocultar ese secreto. Un gran secreto que seguiría oculto si no fuera por la enfermedad del pequeño Ian.—No te preocupes, él entenderá, mi hijo ya no es lo que solía ser. Él ha madurado, así que nos entenderá y si no logra perdonarnos, al menos sabremos que si algo nos llega a pasar él daría la vida por Ian.Marjorie asintió, levemente. Lo importante seguía siendo que el pequeño Ian pudiera recuperarse.Evan seguía abrazando a Lia, no podía creer la gran noticia que la enfermera le había dado.—Dígame, señorita, enfermera, a donde debo de ir para que empiecen a sacarme eso que necesita mi hermano, para estar bien.La enfermera pareció quedarse en blanco en ese momento, sin saber qué decir, solo atinó a decir que el médico se encargaría primero de hablar con los padres del joven antes de empezar con el tratamient
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82. ¡No, no me toques! No después de mentirme.
Evan se levantó de pronto incapaz de seguir sentado, mirando a su padre, luego a Marjorie una y otra vez con la mirada desencajada y roja a causa de las lágrimas contenidas, llevando la mano hasta su cabeza, agarrándose el cabello.Le estaba costando mucho respirar, en ese momento se sentía llevado de vuelta a los 17 años cuando era un estúpido adolescente de que se enteró de la muerte de la hija de Marjorie, su primer amor al que había rechazado únicamente por lo que pudieran pensar los demás.La ansiedad, el miedo y la culpa estaban ahogándolo, Evan llevó su mano diestra hasta donde se encontraban los botones de su camisa y empezó a desabrocharlos.Su padre, que ya había visto lo que pasaba cuando su hijo se encontraba así, trató de acercarse a él, pero Evan no se lo permitió, estaba demasiado molesto para tolerarlo cerca.—¡No, no me toques! No después de mentirme y de esconder la verdad sobre Ian. Él…— le estaba costando hablar e hilvanar las palabras en su mente — Él no es mi her
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83. Señor Anderson agárrese las rodillas.
Evan se encontraba aterrado, ya que como su padre, le temía a las agujas y en ese momento le pincharían una en su columna, la cual lo adormecerá de la mitad de su cuerpo, con la famosa anestesia general o el bloqueo como le llamaban.Solo de pensar en eso hacía que sintiera un fuerte sudor frío que empezaba cubrir todo su cuerpo, sus manos se encontraban frías tanto que tenía que apretarlas en puños para que no se notara lo nervioso que estaba. Y es que no solo era el único piquete que él recibió ese día, antes ya habían sacado un poco de sangre y le habían picado y ahora el doctor le había explicado que es lo que harían.El muy cabrón, le había dicho que no tenía que preocuparse, que solo serian pequeños pinchazis y que serian como picadas de hormigas, con lo fuerte que estas picas, joder, no había podido darle otro tipo de ejemplo que no fuera tan doloroso.En ese momento la mente de Evan viajó a su niñez, justo en el día que por andar jugando en el jardín y ser un poco gilipollas,
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84. Él realmente quiere ser el padre de Ian.
Evan asintió a lo dicho por el doctor, lo único que en ese momento deseaba era saber que Ian se encontraría bien. Era lo único que en le importaba.Porque tras el dolor del piquete y la extracción de la médula ya no importaba si había tenido nervios o si no le gustaban las agujas, lo único que deseaba era poder saber que se encontraba bien.Lo bueno de ser drogado o anestesiado, era que sin importar nada se encontraría en ese momento deseando dormir y fue lo que hizo una vez se quedó de nuevo solo, ni siquiera se dio cuenta de que ya había sido llevado hasta el cuarto donde se encontraba Ian, su hijo.Aunque por ahora era mejor que no supiera nada hasta que él estuviera bien, así lo había decidido tanto su padre con Marjorie como el mismo.Para Evan era más importante la salud de su querido hermano que hacer valer su paternidad.—No creí que Evan fuera actuar de la manera que actuó— reconoció su padre ante Marjorie — la forma en que vino a hablar con nosotros y a pedir que le dijéramo
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85. Es hora de dormir chicos.
Lia observaba a Ian con unos nuevos ojos, ahora era el hijo de su pareja, y si, tal vez ya era un adolescente, un muy joven adolescente todavía, pero al fin y al cabo no era un niño al que habría que cuidar como a uno pequeño, pero pasaría a ser su madrastra cuando se casara con Evan. Tenía la edad que ella tenía cuando la adoptaron los Taylor, el destino a veces es caprichoso.El camillero y la enfermera que estaba ahí vieron a los padres.—Podría solo quedarse una persona, pero más no.El padre no pudo quejarse, además no tenía el corazón para oponerse a nada de lo que dijera Evan, además Ian parecía feliz de que Evan y Lía pasarán tiempo juntos.—Vamos, Marjorie, parece que a estos viejos ya no, nos necesitan.Ian rodó sus ojos al escuchar a su padre.—Nada de eso, yo solo veo por mi tranquilidad, ¿Es que acaso no conocen a Evan cuando algo le aqueja?El padre de Evan asintió, ya que si, su hijo era difícil de apaciguar, si no le daban algo tras haberse portado bien.— Si claro me
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86. ¿El amor de tu vida es tatuador también?
— Joana ¿Quién es el cliente de las 16:00?— preguntó Charlie mientras preparaba el material necesario para el extraño diseño que le habían encargado.— No me dijo su nombre, solo que quería un cisne negro en la cadera — dijo su socia con la que compartía su estudió, aunque ella se dedicaba normalmente a las perforaciones y él a los tatuajes.— solo lo apunté porque dejó pagáis señal y si no viene no será tiempo perdido, pero me pareció extraño que no quisiera dejarme su nombre ni sus datos para contactarlo.Charlie no entendió demasiado por qué alguien querría ocultar su identidad como al fin y al cabo iba a saber quién era cuando fuera a tatuarlo.— Está bien, lo haces pasar en cuanto llegue.Elian tenía claro lo que quería como tatuaje y es que en ese lugar de su cadera, había exactamente un extraño lunar parecido a un cisne qué deseaba que Charlie detallara y lo convirtiera realmente en eso.No lo diría, pero su obra de ballet favorita era el lago de los cisnes.Que si Elian estaba
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87. Vamos a llevarnos a su hermano a quirófano
Lia y Evan hacía ya un rato que se habían levantado para animar a Ian quien estaba despierto desde muy pronto nervioso y alterado aunque intentaba que no se le notara, era impresionante la entereza que tenía ese niño, casi parecía querer animarlos él para que no se preocuparan.—Señor Anderson, vamos a llevarnos a su hermano a quirófano — explicó el médico al llegar a la habitación.— usted ya tiene el alta, pero recuerde descansar bien los próximos días.Después de decir aquello, el médico salió de allí dejando que entrara a una de las enfermeras que preparaba a Ian para llevárselo.Evan estaba ansioso, si antes se moría de los nervios creyendo que era su hermano, ahora sabiendo que era su hijo, sus nervios aumentaban considerablemente.Agradeció que Lia se quedara ahí con él y que lo ayudara a vestirse porque no podía controlar el temblor de sus manos al colocarse la camisa.Lia dejó un beso en la frente del chico y luego le sonrió tomándome la mano mientras Evan dejaba otro beso en
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88. Evan… estamos en el hospital.
Evan no pudo estar más feliz con la respuesta de Lia. Eso hacía que Evan la amara más, que ella deseara adoptar a Ian si él elegía ser su hijo. El corazón de Evan Anderson latió con fuerza, tanta que por un momento temía que se rompiera o que se detuviera de golpe, aunque no importaba morir feliz, pero no de morir regresaría de la tumba para estar con su hijo y la mujer que amaba.Pero antes de eso tenían que salir de ahí e ir a esperar a Ian afuera.—Bueno, es momento de salir e ir a recibir a nuestro muchacho al salir del procedimiento. Además, que me muero por sentir celos y presumir al mismo tiempo a la hermosa mujer que tengo a mi lado, pero con presumir me refiero al vestido de Marjorie le picaré los ojos a quien vea de más a mí Lia, ella es solo mia.Marjorie soltó a reír, ahora entendía porqué su hija se había enamorado de Evan, era una persona diferente una vez que se liberaba del escudo frívolo y hedonista con el que siempre se mostraba en público. Pero en el fondo era una p
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89. No puedes tratarme así.
— ¿Llegas ahora?— preguntó Leticia a Harun, quien acababa de llegar justo en ese instante a casa— supongo que otra vez el trabajo ¿Últimamente te mantiene mucho tiempo ocupado no?Leticia estaba celosa, hacía unos meses que su esposo pasaba bastantes noches fuera o se marchaba de imprevisto a cualquier hora, como el día en que vinieron Evan y su novia y él tuvo que marcharse, aquello mantenía a Leticia muy molesta aun así era de esas mujeres que no podían permitir que desde fuera algo pareciera incorrecto en su matrimonio.— Solo espero que estés siendo discreto con tu nueva amante — Advirtió Leticia llevándose la taza de té a los labios sin tan siquiera mirar a Harun.“¿Amante?”Pensó Harun de manera despectiva ante las palabras de su esposa. Ojalá lo que lo mantuviera en un constante estrés fuera algo tan simple como un lío de faldas.Pero no, ahora con la maldita muerte de la hija del hombre que lo había traicionado, perdía toda posibilidad de poder ejercer presión y callarle la bo
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90. Para mí no hay otra mujer.
Los senos de su esposa eran perfectos y no se debía a ninguna cirugía estética, ya que solo le permitía a Leticia hacerse pequeñas cirugías en la cara, porque esa mujer, pese a su edad y a haber tenido un hijo, seguía conservando un cuerpo envidiable, era por eso que no entendía como su exesposo. Se hubiera enamorado de alguien que no encajaba en su visión de lo que era belleza después de tantos años casado con Leticia.El hombre se inclinó hacia ella, sacando uno de los hermosos senos de su esposa y llevándolo a su boca mientras sostenía con fuerza su espalda con su mano libre, sabiendo lo que ella se retorció al sentir como su boca mimaba y su lengua jugaba con uno de sus pezones.—Así cariño muéstrame cuánto me deseas — murmuró él llevando su mano derecha hasta la entrepierna de su esposa.Donde su intimidad estaba siendo solo cubierta por el suave encaje de sus braguitas y de las cuales tiro rompiéndolas dejando al descubierto su intimidad el suave y escaso vello que cubría su mon
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