—Amor, amor… me escuchas.La voz de Mariam de nuevo llegaba a mí, a diferencia de las otras veces ahora la escuchaba a mi lado y podía sentir sus manos sobre las mías. Intente moverme y por suerte ahora lo lograba, poco a poco fui abriendo mis ojos y logre ver su imagen.—M-Mariam…—Isaías, me alegro que despertaras. Amor mío, no sabes cuánto te hemos hecho de menos en casa, solo nos faltas tú para poder estar tranquilos.—Ya na tienes de que preocuparte, no pienso marcharme de nuevo y dejarte sola. Me encargare de compensarte estos días que no hemos estado juntos, de eso te doy mi palabra.La cara de mi esposa, me indico que algo andaba mal. Sin embargo, no quería quedar como un tonto a su lado. Los doctores entraron mientras ella se apartaba para que me revisaran, tenía mil preguntas que hacerlo, pero no era el momento, tal vez más tarde ella me ayudaría con mi memoria.—Parece ser que el señor Montesino, se ha recuperado de manera satisfactoria. Esperemos unos días más para ver si
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