La puerta de mi oficina es tocada con suavidad, lo que me hace alzar la vista del computador.—Pase— ordeno, dándole paso a Helena, mi secretaria.—Buenas tardes, señora— dejo las hojas en mi escritorio para mirarla con reproche— Disculpe.No me gusta el término señora, me hacen sentir como si fuese ya una anciana.—Quería preguntarle si yo podría salir un poco más temprano hoy, ya tengo todos mis trabajos listos, pero si me llegará a necesitar, podría llamarme.—Está bien Helena, ¿Alguna emergencia?— por alguna razón se ruboriza bajando la mirada, para luego negar.—No… no, es que Nathan me ha invitado a salir esta tarde— suspiro ante sus palabras y solo asentí.—Está bien Helena, puedes irte desde ahora.—Muchas gracias— sale con una sonrisa y solo niego.Tendré que hablar con él, desde el principio le dije que no la distraiga en el trabajo, que para eso están sus días y horas libres, pero hace lo que se le da la gana y ella enamorada lo sigue.Últimamente, me he sentido más cansada
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