Bruna corrió sin parar. Ralph la siguió, corriendo tras ella, a veces pasando por delante de ella. Cuando llegó frente a la casa de Alex, llamó varias veces, con insistencia. Cuando la abrió, ella jadeaba y apenas podía hablar. Su cabello estaba despeinado, sudoroso y su piel sonrojada.- Bruna, ¿pasó algo? preguntó cuando la vio.Sí, sucedió , estoy aquí para decirte que te amo y creo que moriré contigo cuando te hayas ido. Eso era lo que ella quería decir. Pero las palabras no salían de su boca. Se quedó allí, sin decir nada, con el corazón latiendo fuera de su pecho y latiendo tan fuerte que pensó que él podía oírlo.- ¿Esta todo bien?Ella lo miró con pantalones cortos estampados holgados, sin camisa, con el pecho al descubierto, curvas perfectas, aunque más delgada que cuando lo conoció. No usaba chanclas, como de costumbre. El cabello rapado logró hacerlo aún más seductor y encantador. Quería mantener su imagen dentro de su mente para siempre. Tenía miedo de que cuando él murier
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