Hace un puchero y se cruza de brazos, la conversación se ha dado por terminada y mejor para mí, así no tendré que lidiar con ella y su infinidad de preguntas. Al estar más tranquilo, por fin puedo relajar un poco los hombros, he tensado demasiado los músculos y no me había percatado de ello hasta ahora.Salimos del templo y nos encontramos con enorme campo abierto, a los costados se puede ver el bosque y enfrente de nosotros, muy a la distancia, se alcanza a ver un templo rodeado de enormes pilares de piedra, parece que llegan al cielo.—Hace un excelente día, Gaia está feliz y es un buen momento para invocar a los espíritus.Durante los siguientes minutos, caminamos en completo silencio. Muchos pensarán que me siento incómodo por esto o que me intimida hablar, pero no, no es el caso, honestamente disfruto mucho del silencio y mientras menos conversación tenga, mejor, hablar no es lo mío, así como la paciencia, me alegra que Donna sea lo contrario a mí.Estando más cerca de los pilare
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