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Capítulo 30. El final de nuestra historia
AZUL—¿A qué te refieres con que no puedes darme hijos? —inquiere David con un tono de voz que me sabe a decepción—. ¿No quieres hacerlo, o no....puedes? —pronuncia la última palabra despacio.—No puedo —digo, a penas en un susurro.—¿Estás segura?, Podemos buscar ayuda...—Para, por favor —ruego con cansancio—. Ya me he sometido a suficientes pruebas, solo tengo un cinco por ciento de probabilidades de quedar embarazada y yo... Yo no puedo hacerte eso... No puedo arrastrarte conmigo... —hablo rápido, cómo cuando quitas una bendita, esperando que la herida haya dejado de sangrar.—Azul... —Retira mis manos de mi rostro avergonzado—, ¿Aún no te queda claro que yo te amo?—¡Por la Diosa! David. —Me desespero—. Yo sé cuánto deseas ser padre....—Es verdad. —Me interrumpe—. Lo deseo, porque lo quiero contigo.Mis ojos se encuentran con los suyos al fin y una cálida sensación invade mi corazón, cuando veo la sinceridad en ellos.» Quiero estar contigo el tiempo que nos quede de vida. —Acun
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Epílogo (parte I)
AZUL—Amor, ¿Haz visto a "chato"? —pregunto a David mortificada, en lo que recojo juguetes por toda la habitación, sin ver el famoso perrito de felpa que me urge encontrar—. ¡Ayuda... Bebé llorando!—Lo tengo. —Se aproxima mi compañero con el peluche en sus manos, manteniendo una envidiable tranquilidad, mientras yo me estoy volviendo loca—. Tranquila, dámelo —pide, extendiendo sus brazos en mi dirección.—Con gusto —digo, entregándole a Connor, quien deja de llorar como por arte de magia en cuanto lo ve—. No sé cómo haces eso.—¿Qué cosa? —inquiere con el bebé feliz entre sus brazos.—Eso. —Apunto hacia Connor—. Contigo nunca llora, parece que me odia —murmuro apesadumbrada.—Qué dices, claro que no te odia. —Se acerca y me da un tierno beso en los labios—. Es solo que pasa más tiempo contigo. Creo que me extraña y solo se emociona cuando me ve.Hace dos años que David y yo nos unimos bajo la luz de la Luna y parece que fue anoche cuando nos prometimos amarnos apasionadamente, cosa q
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Epílogo (parte II)
****De vuelta en casa se forma la locura al dar la noticia a nuestros seres queridos. Mis padres apoyan a David en sobreprotegerme y su madre se encuentra feliz, tanto que parece aminorar su duelo y encuentra un nuevo motivo por el cual seguir viviendo después de perder a su compañero.Nuestros amigos tratan de estar en todo el proceso conforme pasan los meses y me vuelvo más grande, más achacosa y por sobre todas las cosas, más feliz de lo que podría haber imaginado algún día.Connor no quiere despegarse ni por un segundo de mi, duerme a mi lado, solo quiere que sea yo quien lo alimente y entiendo que es parte de mi embarazo. Festejamos el primer cumpleaños de nuestro hijo cuando ya tengo siete meses y una barriga sobresaliente que, lejos de hacerme sentir insegura, me vuelve más hermosa que nunca, más consciente de la vida y de las maravillas que puede lograr el cuerpo de una mujer.Dos meses pasan lentos cuando se espera ansiosamente por conocer al nuevo amor de tu vida. Pero hoy
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