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96 chapters
Vuelven los problemas
Siempre fuiste tú. Capítulo 91.Había pasado una semana desde que Elisa tuvo a sus bebés, ella estaba apunto de abandonar el hospital, pues su recuperación había sido exitosa y el doctor consideró que ya era tiempo suficiente para que pudiera marcharse a casa. No obstante, el caso de sus hijos era completamente distinto, pues aún debían permanecer en la incubadora para terminar su madurez y poder irse hasta que todo estuviera marchando correctamente.–¿Estás lista, mi amor?– Preguntó Luke con visible emoción porque ya podría llevarse a su esposa a casa.Elisa tenía el rostro desencajado, no estaba nada contenta y él se dio cuenta de inmediato. –Quisiera decirte que sí, pero la verdad es que no puedo dejar de pensar en que mis hijos se quedarán aquí, sé que es por su bien, pero siento una opresión en el pecho, un extraño presentimiento.– Le explica.–Te entiendo, amor, pero no quiero que te preocupes, tendré un fuerte equipo de seguridad vigilando la clínica, sé perfectamente a qué se
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La decisión de Carolina
Pronto una ambulancia llegó para llevarse a Paul al hospital. Úrsula decidió acompañarlo, dejando a Bianca completamente histérica en la casa.—Necesito que te calmes, niña. Vamos a decir que intentaron entrar a la casa a robar y que él los descubrió. Solo espero que tu marido no desmienta esto, o estaremos perdidos —soltó Úrsula antes de dirigirse a la ambulancia.Mientras tanto, Max recibió una llamada muy importante de uno de los altos ejecutivos del corporativo Adams. Las cosas no andaban nada bien por allá; al parecer, Paul no estaba cumpliendo con sus responsabilidades, y eso tenía a la empresa en serios apuros.—¿Pero cómo es posible que no me hayan avisado de esto antes, Vincent? —preguntó el señor Adams con una preocupación visible en el rostro.—Pensamos que su sobrina se lo contaría, señor, pero al no ver resultados, me tomé la libertad de informárselo —contestó el ejecutivo bastante nervioso.—Dile a mi secretaria que lo prepare todo para mi regreso. Salgo inmediatamente p
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Los bebés están en peligro
Luke llegó a su casa luego de ponerse al día con los pendientes que se habían acumulado durante la convalecencia de Elisa. Por fortuna, ahora todo marchaba bajo control tanto con ella como con los niños, y muy pronto los trillizos podrían ser dados de alta. Entró sin hacer ruido y percibió un aire de tristeza en el rostro de su esposa. Se acercó y la abrazó por la espalda, haciéndole sentir esa calidez tan característica en él.—Cariño, qué susto me has dado —lo reprendió ella, girándose para abrazarlo.—Me gusta sorprenderte, pequeña. ¿Puedo preguntar a qué se debe esa carita tan triste? Si es por los niños, te llevaré a verlos ahora mismo. Muy pronto los tendremos aquí y no nos separaremos de ellos nunca más —la tranquilizó Luke.—Lo sé, mi amor, pero no es eso lo que me tiene así. Sé que mis hijos están en muy buenas manos. Se trata de mi madre. Hace un rato mis abuelos y ella salieron de regreso a casa. Al parecer tienen problemas en la empresa y Mamá se ofreció a ayudar. Creo que
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Vamos a casa
Elisa abrazaba a sus dos bebés, sintiendo la ausencia del trillizo que había sido secuestrado. Luke los miraba en silencio, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. La llamada de los secuestradores todavía resonaba en su mente con insistencia. Le estaban pidiendo 5 millones de dólares para liberar al pequeño. El dinero no era ningún problema para él, pero le aterraba que esos miserables no cumplieran con el trato y le hicieran daño. Sabía que Diana y Tony podían ser capaces de cualquier atrocidad, y aunque la voz al teléfono estaba distorsionada, estaba 100% seguro de que se trataba de ellos. Los secuestradores habían sido muy claros: le dijeron que no debía llamar a la policía, y eso es lo que iba a hacer. Prefería arriesgarse él solo, pero que su hijo estuviera a salvo y de regreso con su madre. Se acercó a Elisa y a los niños, abrazándolos con infinita ternura. Algunas lágrimas descendieron por su atractivo rostro; era la primera vez que se permitía llorar. El que
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La caída de los verdugos
Los días habían pasado y, por fortuna, las cosas estaban mucho mejor. Luke y Elisa disfrutaban de una felicidad plena al contar con sus tres hijos sanos y salvos en casa. El secuestro del bebé había sido terrible y los momentos de incertidumbre que pasaron eran algo que querían dejar en el olvido.—No puedo creer que por fin los tengamos a los tres juntos, mi amor —dijo Elisa mientras acariciaba la cabecita del bebé que había sido rescatado—. Sentí que me moría cuando esos desalmados se llevaron a nuestro pequeño.—Ya no quiero que pienses en eso, pequeña —contestó Luke mientras la abrazaba—. La pesadilla terminó y ahora estamos juntos como la familia que somos, unidos y felices, y esos desgraciados no volverán a ver la luz del sol en mucho tiempo, les esperan muchos años de condena.—Hemos pasado por tantas cosas que me parece mentira que por fin nuestras vidas estén tomando el rumbo que siempre debieron tener —comentó Elisa.—Yo tuve la culpa de muchos de los momentos malos por los
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Los sueños si se hacen realidad
Luke y Elisa habían sufrido mucho durante todo ese tiempo. Primero, el riesgo en el embarazo y las constantes amenazas a las que fueron sometidos. Después, se adelantó el parto y los bebés estaban en un estado crítico. Finalmente, el secuestro de uno de los pequeños les había arrebatado la oportunidad de disfrutar de su matrimonio. Para ellos, su familia era lo primero, pero era innegable el amor y el deseo que prevalecía en su relación. Se morían por estar juntos y demostrarse cuánto se amaban y se habían extrañado.Elisa estaba recostada sobre la cama, los bebés ya estaban en su habitación, dormidos profundamente en sus respectivas cunas. Luke abrió la puerta y se quedó maravillado con la imagen de su bella esposa sobre la cama. Tenía puesto un camisón muy sensual que dejaba entrever sus hermosas piernas, causándole a Luke un deseo irrefrenable de lanzarse a sus brazos y poseerla de todas las formas posibles.—Te estaba esperando —exclamó ella al abrir los ojos y verlo parado en la
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