CAMIL DE LA FUENTE Quedé totalmente boquiabierta, para ser eso una «prometida»; el modo frío y arrogante de tratarla me dejó estupefacta, pero con un extraño sabor de boca. Repasé el semblante de Farid, y luego la actitud de la muchacha hacía él. Era evidente que él no le era indiferente, le gustaba… ¿Y cómo no? Si el bendito arábe está como quiere.A la única persona que no le gusta Farid es a Mara de La Fuente, y nunca tuve claro el verdadero por qué. El árabe es guapo, como pocos hombres que he visto en mi vida. Además es millonario, uno de los hombres más ricos de esta parte del mundo, y de America.Es inteligente, carismático, y tiene excelentes valores morales. El motivo de tanta apatía siempre será una interrogante para mi. —Creo que los dejo… vamos Emira… supongo que tienen mucho que hablar, y yo muero de hambre— expresé en voz alta fingiendo total y rotunda indiferencia. Farid me repasó de pies a cabezas y entrecerró los ojos y negó con la cabeza al ver mi expresión de «No
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