—¡Cállese! Aprenda a mantener la boca cerrada cuando no se le pregunta nada —alzó la voz, verdaderamente Emily se estaba pasando de la raya —. Ustedes al parecer le ha afectado la compañía del señorito Hudson, cada día están más groseras y desafiantes, pero yo voy a bajar esas ínfulas de rebeldía; este fin de semana no saldrán a ningún sitio, se quedarán aquí confinadas ayudando a las monjas en sus quehaceres, y oirán la misa y rezarán el rosario, y eso también va con usted señorita Lucy, es una verdadera lástima, creí que era una de la más cuerda del grupo, pero ya veo que no.—¡No es justo!, castígueme a mí, no a mis compañeras —le pedí.—¡Silencio! Ya he hablado y no me haga tomar una determinación peor —cerró el puño sobre la base de su mesa. Rebeca, que se había mantenido en silencio, sintió que era el momento de intervenir.—Madre superiora, ¿no habrá otra posibilidad de que se resuelva esto de otra manera? Sus padres al saber lo sucedido, y al enterarse les prohibirán a sus hij
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