Mi corazón se detuvo y me sentí desfallecer al escucharla decir aquella frase que me había roto por completo, pero que esta vez había reconstruido lo que años atrás había dado por perdido.Quería hacer tantas cosas, que solo me quede estático en mi lugar. Mi ser gritaba eufórico, pero yo solo estaba ahí, quieto como una estatua, pero llorando como nunca antes.—Dime que recuerdas, que me recuerdas o juro que moriré —susurré.Su mirada cambió completamente y fue mucho para mí, cerré mis ojos y un tembloroso suspiro salió, cuando los abrí de nuevo, seguía ahí, no se había ido y por un momento pensé que estaba imaginándolo.Su mirada había vuelto, podía ver nuevamente el amor en ellos.—No recuerdo todo, tengo lagunas, pero —se detuvo, acercándose con nerviosísimo—. Te recuerdo…a ti, amándome y haciéndome sentir la mujer más feliz del mundo, espero sea suficiente hasta ahora.No respondí, no pude, mis ganas por besarla eran mayores.Agarré delicadamente su rostro entre mis manos y junté
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