- Tengo mucho miedo... De que destruyas mi corazón. Puso su mano en su pecho, burlándose de mi cara.me crucé de brazos:- ¿Estás bromeando, Heitor Casanova?Sacudió la cabeza, mirándome profundamente a los ojos.- Sr. Casanova, dígame algo, por favor.- Hasta las dos, Bárbara… - Continuó inmóvil, sin apartar su mirada de la mía.- ¿Tienes una cuchara ahí?- ¿Qué? Sacudió la cabeza, confundido, frunciendo el ceño.Necesito unirme, idiota. Acabas de derretir mi cuerpo y lo que quedaba de mi cerebro... ¿Qué diablos me está pasando? Odio a este hombre.- Creo que podría estar un poco borracho. - dije serio, porque mis pensamientos estaban confusos.Volví a la puerta, tratando de abrirla de nuevo, con fuerza. Necesitaba salir de allí inmediatamente.- ¿Puedes ayudarme, señor dueño de todo el puto asunto?- Señor, no... Maldito dueño, sí. Si es todo, no sé...- Dios, dejarme pegado a él es un castigo … ¿Pero borracho? ¿Juras que crees que me merezco esto? Levanté los ojos, mirando al techo
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