Regresamos a la mesa pero esta vez Javier se sentó junto a mí, acomodando las sillas de tal manera para que nos estuviéramos viendo frente a frente.Carlos comprendiendo que necesitaba apoyo, se posicionó atrás de mi silla para demostrarme de cierta forma que estaba de mi lado.- ni siquiera pasó mucho tiempo después de esta vez para que otra persona se acercara a mí para decirme que Susana me estaba engañado; admito que estaba a la vez admirado y molestó pues en mi mente seguía siendo Alejandro el que organizaba todo y estaba admirado por su capacidad de mandar a personas, que, admito, en otros casos si bien no hubiera creído al cien por ciento sus palabras, habría investigado aunque sea un poco, y molesto porque para a mi ver, él estaba envenenando a mis hombres con estos chismes y haciendome quedar como un pusilánime-Después de unos minutos me di cuenta que esta pausa no era como las demás, esta pausa era la de un hombre que aprendió a la mala a no confiar, esta pausa era la de un
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