Después de desayunar volvimos a recorrer varias tiendas, hasta que en una vi un vestido fabuloso, era tal y como lo buscábamos Elvi y yo, entramos en esa tienda, me lo probé, me encantaba como me quedaba, me lo quite después de recibir la aprobación de Elvi, me puse mi ropa y fuimos a pagarlo. Compramos unos accesorios y unos zapatos de tacón, de regreso a la casa una niña me entrego un pequeñito ramo de flores silvestres, le sonreí y agradecí, al llegar a la casa me senté totalmente cansada en el sillón. — Voy a dormir mi siesta de la tarde, me avisas cuando ya te hayas bañando para ir a maquillarte y peinarte— asentí, se fue, ni en los conciertos terminaba tan cansada. — ¿Que tienes mami?— mi hijo se acerca a mí, hoy es sábado por lo tanto no tuvo clases. — Nada cariño, solo estoy cansada— acaricio su cabello. — Duerme mami yo te cuido— sonrió. — Ven aquí pequeño guerrero— él se sienta en mis piernas, lo abrazo y me devuelve el abrazo, me recuesto en el sillón — Eres lo mejor
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