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Todos los capítulos de Entre las garras del alfa: Capítulo 21 - Capítulo 30
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El alfa ha perdido el control
Efectivamente, nadie estaba feliz: Ben tiembla que una gelatina, Ian no deja su sermón y por lo que vi desde la camioneta cuando cruzamos las rejas, el pulgoso tampoco lo está.Antes de que Ian se estacionara pude ver en el umbral de la puerta a Marshall parado con los brazos cruzados.— Va a degollarme— balbuceó por cuarta vez Ben.Abrí la puerta sin molestarme en tomar la sombrilla que Ian me ofreció.Estoy empapada ¿Para qué sombrilla? Charlie le indico a Ben que bajara del auto y este aún con miedo lo hizo.Conforme me fui acercando note que tras Marshall, apoyada en las escaleras estaba Gaby con mala cara y a la izquierda está María con la misma cara.La expresión furiosa de Marshall me puso nerviosa así que sonreí en un intento por calmarme o calmarlo, lo que funcione.— Pensé que no volverías para el almuerzo.— dije intentando sonar relajada.No presto atención a mis palabras, iba por media oración cuando él camino en mi dirección, con la diferencia que su atención no estaba
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Te mataré
Furiosa y con la presión a mil, volví a entrar hablando mierda y media con toda la intención del mundo de que ella me escuché. De Marshall lo he aprendido, no importa que bajito hablé si está cerca va a escucharme. Ya es bastante malo lo que Marshall le hizo, entiendo su preocupación, pero eso no era excusa, fui yo quién lo saco así que fue mi culpa y si algo me hubiera pasado también habría sido por mi culpa. Por desobediente, no tenía por qué desquitarse con Ben.Pero que ella que no pinta nada aquí, apenas lleva tres días y ya se cree con el derecho de venir a golpear a quien se le pegue la gana solo porque si, eso sí que no. Entre a la cocina donde estaba María, como ya lo esperaba, ahí encontré a la pelirroja sentada muy Tranquila.Reía hablando con María, cuando me vio me barrió con la mirada de forma despectiva y continúo riendo alegremente. Mi autocontrol se fue a la mierda al verla como si nada, sin mostrar el más mínimo interés a lo que había hecho.— Ve y discúlpate con
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Libre por un tiempo
Ni el dolor en mi labio pudo quitarme la sonrisa de la Cara.¡Estoy de camino a mi casa!A Marshall no le hace la misma ilusión que a mí, no ha cambiado su mala expresión todo el camino y tampoco ha dejado de quejarse, pero eso no me arruinara mi buen humor. Veré a mi padre y a los mellizos ¡Cómo extraño sus tonterías!Pude ver la entrada al pueblo, sentí ganas de llorar, había olvidado como se veía un pueblo normal lleno de gente normal, había olvidó como se sentía un día normal siendo una adolescente sin preocupaciones.Conforme nos adentrabamos en el pueblo fuimos acaparando la atención de todos, no me sorprendió, las camionetas son completamente negras y los vidrios polarizados hasta más no poder, sin contar que son más de seis camionetas las que nos siguen.Un par de minutos más tarde nos detuvimos frente a mi Casa.—Será mejor que entré sola, ya puedes irte— dije.Intenté abrir la puerta, pero él no me lo permitió.— Estoy haciendo lo que pediste, poniendo en peligro a la tercer
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Te extraño mucho
MARSHALLNo me hizo ni una gracia tener que dejarla en ese lugar inmundo, pero ella es necia y caprichosa y lo menos que quiero es que esté de mal humor y menos ser la causa de este, y aunque le duela a mí orgullo también debo aceptar que, conociendo a Gabriela, Piper ya no estaría muy segura que digamos.A pesar de que puse a la mitad de mis guerreros en ese lugar para protegerla sigo sin sentirme del todo tranquilo.Aleje a Piper de mi mente por un momento y me centre en las personas frente a mí, me obligó por simple hipocresía a sonreír y aceptar el abrazo de la mujer que me dio la vida.—¡Mi pequeño cachorro, ¡cuánto te he extrañado! — exclamó apretándome entre sus brazos obligándome a mantenerme agachado a su altura.Solo por cierta castaña me gusta soportar los dolores de Espalda.— No lo dudo madre— respondí y me solté de su abrazo intentando no ser brusco.— Hace cuánto que no te tomas el tiempo de visitar a tus padres —reprochó mi padre.—Soy un alfa, tengo una manada que man
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El fantasma de su ex
PIPERDesperté sonriente, radiante, feliz, al menos me sentí así hasta que sentí un peso sobre mi pecho y suave piel en mi mejilla.—¡América maldita sea quítate de encima! — chillé intentando apartar su pie de mi mejilla.Tiene su otra puerta encima de mi estómago y ella está profundamente dormida, estirada cabeza abajo y con el pelo hecho un desastre.Por más que la removí no logré sacármela de encima y menos despertarla, tuve que escribirme lentamente hasta lograr salir de la cama.Bajé las escaleras intentando arreglar mi cabello enredado, no voy a negar que se sintió raro no poder despertar en mi habitación en la mansión y al bajar encontrar a Maria en la cocina, pero encontré algo mucho mejor.—¡Buenos días papá! —salude sonriendo.El devolvió la sonrisa, me tendió una taza de café con leche y luego un beso en la frente, agradecía cada vez que él hacía ese gesto, desde hace mucho tiempo no sentía sus labios en mi frente y la verdad estaba extrañándolo mucho.—Esta vez te tocará
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A solas con el alfa
El reloj seguía avanzando hasta que dio las ocho, seguía dando vueltas en la cama intentando conciliar el sueño, pero no estaba funcionando para nada. Mis compañeros ya se han ido y papá está muy cansado, nunca pensé que la soledad en mi propia casa me haría mucho daño.Salí de la cama muy aburrida, tomé el celular y salí por la ventana escalando hasta el tejado como los viejos tiempo. Había olvidado cómo se sentía la sensación de estar sentada acá, mira el oscuridad del bosque hasta donde la luna no podía seguir iluminando.Recordé perfectamente ese día, ahora el pueblo está totalmente tranquilo, todo lo contrario a lo de esa fatídica noche, me sorprendió ver un par de lobos echados a la fuerza del pueblo, su pelaje tan hermoso claro sobresale entre la poca luz de la casa cercana. Ni siquiera había prestado atención a eso, no me tome el tiempo para pensar en cómo los habitantes tomaron la repentina aparición de tantas personas diferente aquí, pero parece que no les molesta pues hay g
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No resisto más
Subí las escaleras escuchando los pasos de Marshall tras de mí. Mis manos están sudando. Solo él podía generar todo esto en mi cuerpo.—Dormirás en el suelo— dije entrando a mi habitación— mi cama es demasiado pequeña para ambos.Solo necesité estar sola con él para que mi mente volviera a traer aquellos pensamientos. Quise sacarlo de mi habitación y no verlo, pero no lo hizo.América tiene razón. No puedo adelantarme a los hechos.— Puedes dormir encima de mi si te parece— le puse mala cara, él sonrió y negó.Me quite los zapatos y también mi vestido, puse mala taparme pues ya me ha visto de esta manera, saque una camiseta de mi armario y unos shorts de pijama.—Mañana tendremos que volver a primera hora.Voltee a verlo descolocada.—¿No podemos quedarnos un día más?—No— suspiro despeinando sus cabello — Mis padres están en la mansión, insistieron en venir y no pude detenerlos.Me quedé en silencio. Conoceré a sus padres, esto no me gusta.Supongo que vio el nerviosismo en mi cara,
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Mis suegros no me quieren
Acaricié la cabeza de América mientras ella lloraba sobre mi hombro, bilis se mantenía a raya lo cual es cortesía de ser la persona que no nos quita la mirada de encima y la cual no pienso mencionar.—¡No te vayas por favor! — suplico sorbiendo su nariz —¡prometo que seré mejor amiga que nunca!—América, cálmate por favor— se lo pedí de todo corazón —nos veremos pronto no te preocupes, esto sólo es transitorio.—¡Te lo suplico, no nos dejes! Billie deja de ser un bueno para nada y ayúdame a convencerla— grito, él le puso mala cara.—Tenemos algo importante que atender, pero prometo que vendrá a visitarnos muy pronto— dijo Marshall intentando fingir una sonrisa la cual no le creía en lo absoluto.—¡Cállate! ya no me caes tan bien —murmuró mi amiga aferrándose a mi cintura—, no puedes llevarte a mi amiga así por así.La dejé desahogarse, después de todo tenía derecho a hacerlo, luego abracé a Billy ignorando el gruñido de Marshall, por último, fui con papá.—Tengo que irme.—Lo sé, cuíd
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Alfa al ataque
En realidad no sé la intención de sus padres que tenían hacia mí con la propuesta que me acaban de hacer, pero no soy de las personas que le huyen a los retos y si esto se trataba uno de ellos pues yo lo iba a asumir con mucha responsabilidad. El almuerzo termino y regresé rápidamente a mi cuarto para tomar un poco de ropa y cambiarme. Tampoco sé cómo iba a tomar Marshall este tipo de actitudes, después de haberme recomendado que me quedara en casa. Por un momento observé a través de la ventana y pude ver el bosque y la densidad de la niebla, parecía un día sombrío, por dentro también tenía miedo de lo que pudiera llegar a pasar, sabía perfectamente que es el lobo en el cual se convertía perdí el control e incluso anteriormente ya me había lastimado, creo que Marshall todavía no podía dominar los impulsos de esa bestia hacia mí cuando estaba cerca.•—¿Ya estás lista, querida?—preguntó su madre detrás de la puerta, parece que ella si estaba ansiosa de descubrir si podía llevarme bien
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El plan
Gruñidos y más gruñidos era lo que podía escuchar después de haber cerrado mis ojos, escuché ruidos, pero no quería abrir mis ojos. Finalmente me armé de valor y pude abrirlos, me di cuenta que dos lobos estaban mordiendo a Marcelo, estaban a tan sólo unos cuantos metros delante de mí podía ver la ira y la fuerza que estaba ejerciendo, pero esos lobos lo estaban deteniendo. —¡Vete de acá!— escuchaba una voz en mi interior, por supuesto que sabía que era la de Marshall, sabía que era una mala idea haber venido, pero por demostrarle a sus padres que también me podía llevar bien con ese lobo quise intentarlo. —¡Sostenaglo fuerte!—iganacio se acercó a él para tratar de calmarlo, el lobo cambió un poco el color de sus ojos, pero no me los quitaba de encima. —No lo hagas…—su madre estaba temiendo, quizás no sé espero la fuerza con la que actuaba Marshall una vez transformado. ¿Qué hago? ¿Qué hago? Me preguntaba mientras mis manos estaba sudorosas. Si me acerco creo que sería una mala
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