El ruido y los destrozos en el segundo piso de la casa, llegaron hasta abajo, Esthela se imaginaba lo que podía estar pasando, quiso mantenerse distante, pero su corazón de madre se lo impidió, lo único que le había pedido a Bianca, era que cuidara a su hijo, pero sin embargo, lo habia abandondo aquella noche, sumiendolo en una tristeza, que para Esthela, era imposible ignorarCarmina ya estaba dormida, había comido muy poco esa noche, ella tambien estaba sufriendo el abandono de Bianca, pero lo atravesaba de otra manera. Esthela subió las escaleras rápidamente, su hijo estaba destrozando su propia oficina, y ella necesitaba pararlo. Ricardo no solia manifestar ese tipo de actitud, pero esa noche, se había salido de control–hijo, ábreme la puerta por favor–sugirió Esthela, parada afuera, tocando insitentemente la puerta, pero no recibió respuestas por parte de su hijo, sin embargo, siguió escuchando los ruidos detrás de la puerta de las cosas que caían al piso, o revotaban sobre la
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