Inicio / Romántica / Un final feliz para Lisa / Capítulo 31 - Capítulo 32
Todos los capítulos de Un final feliz para Lisa: Capítulo 31 - Capítulo 32
32 chapters
Capítulo 30
—Hay demasiado tráfico. —Thunder me ignora. ¿Eso quieres?, ya no hablaré contigo, ya no me queda dignidad para intentarlo, es la novena vez que no tengo respuesta. Miro por la ventana, largas filas de autos es todo lo que hay. —1 p.m es el peor horario, ¿No?. —Él golpea el volante, ¿Está irritado?. Bien, no tengo dignidad, ¿Feliz?. Miro el techo del auto, ¿En qué momento comenzó esto?, ¿Desde cuando el silencio me resulta incómodo?, cuando era más pequeña me agradaba el silencio o eso creía porque probablemente lo único que quería era escapar, solo podía esconderme e imaginar una realidad feliz, más calidad, que mi familia no era tan mala en realidad. Con 20 años todavía no logró entender a mi madre. ¿Por qué soportar a un hombre como él?, mi madre es muy hermosa, merecía a un hombre mejor, yo realmente esperaba que se convirtiera en un buen padre y, ¿Qué hizo?, llevó a su amante a nuestra casa, ellos se revolcaron en la cama de mi madre mientras mi madre aprendía a vivir en oscurida
Leer más
Capítulo 31
Golpeó el volante frustrado. —¡Carajo!. —Aparco el auto donde veo un espacio. Cierro la puerta de un golpe.Mi corazón está agitado, no estoy preocupado por ella.Camino hacia la sala, solo escucho el ruido de mi respiración.Lisa está sentada en el suelo, ¿Qué hace ahí?. —¿Cuánto tiempo vas a estar asi?.—Yo…—Levántate del suelo —ordenó con impaciencia. Ella me mira y no hace nada, sostiene sus rodillas. —Lisa Byrne.—Mis pies están entumecidos y yo…—¡¿Qué?! —pregunto molesto al ver que ni lo intenta. Extiendo mi mano para ayudarla.—No me levantaré. —Baja la cabeza como un niñato que hizo algo mal. —Lo siento, esperaré aquí a Roxi.—¡¿Tienes algo dentro de tu cabeza?!, no lo repetiré dos veces Byrne. Sus piernas temblaban y temblaban. —¡¿Por qué lloras?!.—... —Vacila, no sale una palabra de su boca.Entrecierro los ojos. —Ven aquí.Ella baja su cabeza, camina hacia mí, sujetó su cintura obligándola a sentarse. Miró su diminuta espalda, no para de temblar.—¿Comiste algo?.—No
Leer más