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Todos los capítulos de Seductora: Capítulo 51 - Capítulo 60
73 chapters
51. Me niego a ver la realidad
Esto solo hace ver lo débil que soy, las tentaciones son difíciles de controlar, Cristina me entra siempre por mi lado más vulnerable, me dan ganas de jugar sucio como lo hace Sara, y convertirme en un ser que todo le vale, me falta meterle más emoción vivo basado en el aburrimiento, pero unas partes de mi no quisieran hacer eso, sería a cometer los mismos errores solo por no quedarme atrás, y de paso darle alas a Cristina, donde no las tiene, esas ganas de hacerme caer me están llevando, ella no logra darse también su lugar, y se deja prácticamente pisotear solo para no perder la oportunidad de estar nuevamente conmigo, no le puedo hacer eso, si la vida ha sido cruel conmigo, no puedo permitir que lo sea con ella, ella sabe que toda nuestra relación se salió de nuestras manos, pero tanto invierno solo hace parte del pasado. —Nos vamos, o prefieres sentir que no traicionas a Sara, porque te aseguro que puede tener el agua en el cuello y ella no te salvará, no le interesas si no
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52. No puedo soportar esta ausencia
Sara Le doy la espalda a Jerónimo él solo espera que le entregue mi cuerpo, y no se si debo hacerlo, no lo merece deberias esmerarse con unas cuantas propiedades, así al menos pero ahora que esas mujeres están actuando en mi contra no veo otra opción, Jerónimo solo debe estar de mi parte, y eso solo lo puedo seguir logrando por medio del arma de la seducción, camina hacia nosotros la sirvienta con un sobre en su mano, ella guardando tanto misterio, parece ser una ave de mal agüero, me lo entrega y prácticamente yo se lo rapo de su mano, sosteniendolo con la punta de mis dedos, me da asco tener contacto con los más pobres, son unos miserables que no merecen ni vivir, lo abro y leo que es una citación sobre el caso de la herencia, porque tienen que ser tan entrometidas, ellas si continuan con esa actitud tan harta, voy a tener que tomarme el gozo de perturbarles su vida, pueden pasar muchos accidentes, se lo entrego y él lo deja a un lado con mucha decepción al notar que la fecha de la
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53. Me estrelle
Nos sentamos y ellos lo hacen al frente, esto es un momento muy embarazoso, algo que es inexplicable, pero sin duda me traerá muchos momentos dulces, y a los demás les amargara toda su existencia, un juez ingresa con su rostro muy tenso no es ni un poco expresivo, él se acomoda justo en el centro manteniendo el poder absoluto con solo una muy valiosa firma, él trae unos documentos en sus manos, eso me da muchos nervios, ellos deben ser los perdedores, y obviamente yo la ganadora me lo merezco no es fácil besar sin ganas, mi mirada por instantes se choca con la de Sebastián, él sabe que lo amo, y las razones de porque continuo con Jerónimo son evidentes, dejarme guiar por las fibras que él mueve en mi corazón no puede llegar hacer, él juez toma la palabra y por suerte es un hombre, podría utilizar unas tácticas para convencerlo, con los hombres nada será difícil de lograr, son muy débiles de mente, y de hecho no piensan utilizando su cerebro, solo desean satisfacción, eso lo sé brindar
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54. Mi vida amargándose
Entramos a la casa, y lanzó la puerta casi en su cara, no puede ser que ni culpa de mis penas sienta, él impulsa su cuerpo hacia atrás estando muy asustado es un idiota que no se dio cuanta cual es mi presio, entra la sirvienta se hace hacia un lado, la empujo para que se quite me impacienta verla con esa carita de buena mujer, me hace recordar a mi mamá, por eso su estadia va ser un infierno mientras dure, y Jerónimo lo quiero pisotear por lo que hizo, eso no fue para nada coherente, me rompio mi alma esto es más duro que perder a Sebastián tantas dolencias seguidas. —¿Estás molesta por lo de las propiedades? Solo buscaba hacerle caso a mi hija, ella me pidió que comprobara si tu me querias, y no falle estás aquí manteniendo tu presencia, admiro tanto tu desinterés, porque la verdad es que te estoy amando, ya todo pasó y vamos a crear nuestro nido con muchas fortalezas, lo que me pidas lo vamos a conseguir juntos —me dice con su voz llena de ingenuidad, que triste que le toque confo
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55. El fin de ella
Estar encerrada en estas cuatro paredes me hace pensar en que debo hacer, y hoy puede ser el final de Cristina, ese tan esperado por mi, ella no va asistir a mi matrimonio de pronto su espíritu, solamente necesito que parezca que ella se desapareció, y no la van a encontrar lo cual va a ser muy triste, porque ya no va poder envolver a las personas para que hagan lo adecuado como lo dice la niña prodigio, meter a alguien más puede complicarse todo, no obstante me podrían traicionar, yo misma hare todo con mucha efectividad como me lo impulsa mi inteligencia, salgo de la recamara y camino con mucha discreción nadie puede darse cuenta, aunque no me quiero ensuciar mis bellas, suaves y delicadas manos de sangre, antes de que ella parta de este mundo me despedire siendo considerada, entro al cuarto de las herramientas de Jerónimo y sacó unas cuantas, con tantas que tiene no sentirá ni la ausencia de las que no están, lo mismo sucederá con su hija querida, espero que la maldita sirvienta e
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56. Mi salida es fingir
Abro los ojos y luego de pasar toda la noche en vela, el sol va entrando por mi espalda, llenándome de calor mi alma que está como un témpano de hielo, congelada por la frialdad con la que estoy aprendiendo a vivir, solo me queda mantenerme de las caricias que quedaron en mi recuerdo, el silencio es el que más se apodera generando que más me maneje mi orgullo, mañana es el día que me voy a convertir en la única dueña absoluta de toda la fortuna, y debo estar efectivamente regia muy intacta, escucho que la puerta suena, la golpean con mucha impaciencia, paso saliva y me pongo de pie, mis pasos son muy lentos, lo menos que deseo es llegar a la puerta y observar el rostro de Jerónimo, estiró mi mano y le doy vuelta a la perilla hasta abrir completamente, ojala fuera una pesadilla no supe llevar acabo todo podríamos haber sido dos buenas amigas, aunque a sus espaldas yo disfrutara del placer que me ofrecía Sebastián.—¿Qué pasa? —hablo prevenida, sus ojos están cargados de ojeras, algo q
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57. El frio me atormenta
Me llega el mejor regalo, Fernanda le doy el divorcio, y ya puede legalmente ser casada, va ser válido, me siento muy tensa, aunque es por lo que me esforcé ahora solo existen dudas, siento que quedo en el vacío estando en soledad, ni utilizar prendas tan costosas sobre mi cuerpo me sube de ánimos, empiezo a vestirme ya está un poco tarde por lo general las novias se hacen esperar, pero es la última opción que tengo, esta es una boda tan hermosa lo único que quisiera cambiar es al novio, colocar a Sebastián haría todo más mágico, tener a una diseñadora reconocida vistiendome me hace este instante incompleto, ese puesto debería ser de mi mamá, aunque no esté por mi decisión me afecta mucho, pero ella no debe asistir me dañara todo con su manera de criticar, las cosas no se pueden remediar cuando ya es muy tarde.Mi vestido color blanco estilo princesa, largo cubierto de un velo con flores a su alrededor, el escote en el busto en el cual pueden entrar a el solamente a admirarme con los
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58. Culpable por un crimen ajeno
SebastiánSiento que soy el hombre más desafortunado que puede vivir, destinado a fracasar en el amor, solo por nacer humildemente sin dinero, estoy tan inconforme con la respuesta que Sara me dio, esas mentiras ni ella misma se las alcanza a creer, por medio de engaños es como se llega a la máxima cima, para menospreciar a los demás tachandolos de mediocres por no tener oportunidades, observó cómo ella sale corriendo de la iglesia, con sus pies descalzos y el vestido agarrado con sus manos, su rostro está afligido, no puedo creer que todo se le hubiera salido de control, ella habló tan segura sobre lo que iba a suceder, que todo esto me genera una gran confusión, los pesares de Sara terminan convirtiéndose en mis más preciadas dichas, no era adecuado casarse con él más equivocado, los estándares que ella misma se está imponiendo la hacen temblar de temor.Ella se arrodilla sobre el suelo, desvaneciéndose en el, me dirijo hacia allá con los pasos acelerados y estando muy tenso, pero m
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59. Un golpe a mi autoestima
Sara Llegó a la casa y está vacía, ni la sirvienta está en este lugar, claro debe estar celebrando que me dejaron con los crespos hechos, son más los que les agrada mis desgracias, la envidia les corre intensamente por la sangre, estoy vagando en un sitio que me genera incomodidad, no soy yo la misma Sara que solo le llamaba el gusto por el dinero, entró a la cocina cojo un cuchillo con mis manos y rasgó el vestido de novia, hasta destrozarlo todo, así están mis más íntimos sueños, me despojo de toda la ropa y voy al baño, refrescarme un poco en la tina llena de espuma me puede ayudar, ahogarme en los pesares de lo que pudo haber pasado, estiro mis manos y dejó caer mi cabeza, debo decirle a Sebastián que todavía estoy enamorada y nose que voy hacer sin él, mis delirios cargados de amor no serán lo mismo. La puerta suena y me levantó apresurada, cubro mi cuerpo con una bata y salgo, Jerónimo me está esperando, muy desanimado claro por la imprudencia de Cristina, lo mejor es que está
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60. Uniéndome con la maldad
Mis pies están maltratados, y mis tobillos sangran jamás había caminado tanto, siempre tenía disponible un auto para mí, como la gran señora en la que me estaba convirtiendo, pero ahora solo soy una pobretona dentro de mí ni siquiera la casa que supuestamente me escrituraron me pertenece, solo por ser la única y absoluta heredera Cristina, su prepotencia la mandó a un mejor mundo, donde no va estorbar como un mueble mal ubicado, tocó la puerta de la casa de Manuel, él silva y me hace señas con sus manos, lo espero y muy nerviosa observó que nadie me vaya a ver, ni Sebastián y mucho menos mi mamá, ellos deben estar muy apartados de las decisiones que tome de ahora en adelante, me incomodaría verlos sufrir, Manuel abre la puerta y sonríe como si hubiera visto un ángel en persona, además soy mucho más que eso. —Sigue mi reina, un bombón tan delicioso no puede estar peligrando en la calle, qué emoción verte sabía que no me equivocaba al decir que tarde que temprano volverías, déjame te
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