Arely. Al llegar a casa después de buscar a mi hijo me encerré en mi habitación y repace mi vida desde que había conocido Ariel, pero sobre todo desde que nos hicimos novios y los momentos en que compartimos con Valeria, si me había dado cuenta de su actitud pero no le tomaba importancia. No supe interpretar su actitud y sus comentarios. —Me gustaría ser tu—. Me dijo una vez en que Ariel me había llevado un arreglo de flores y un enorme peluche, el que ella una vez por “accidente hecho a la basura”. Estuve que rebuscar en ella y lavarlo. Dios en verdad tenía a mi enemigo en casa, nunca supe la clase de persona que era Valeria y mucho menos lo sé ahora. Fue capaz de manipular al pobre de Ariel de esa forma, es que él es tan fácil de manipular espe

—Fran yo... tienes razón no hay cabida para una relación amorosa entre tu y yo es así, pero si puede haber una hermosa amistad entre nosotros—. Le sonrió. —Es grandioso Arely pensé que tendría que irme con las manos vacías, te quiero Arely y quiero lo mejor para ti—. —Gracias Fran yo también lo deseo para ti, eres un gran hombre y mereces una mujer que te ame—. —Pronto llegará y si no pues me apunto para vestir Santos—. Rompemos a reír los dos. Horas después estábamos preparando unas aperitivos, comimos, después de hablar por unas horas más Fran se retiro. Tome mi móvil para salir a tomar un poco de aire, en ese mismo instante me entró una llamada de mi madre. Suspiré y atendí.&nb

  Arely. En cuanto Ariel se durmió solté su mano y salí hablar con el médico, quería escuchar de él cual era el estado de Ariel. Por suerte lo encontré en recepción y me dijo que uno de los huesos de su cadera se había fracturado, este estaba entre el fémur y la pelvis, así que tenían que intervenirlo en unos días, posiblemente le iban a poner clavo para que su hueso pegara mas rapido... Los siguientes días fueron tortuosos, Ariel no quer&ia