—¿Te puedo pedir un favor? —Lo que usted quiera, señor. Usted sabe que le tengo tanto aprecio como al señor Juan Carlos. —Necesito que me mantengas informado de todo lo que hace Juan Carlos escucha sus conversaciones y quien lo viene a ver, con quien habla por teléfono… —¿Está preocupado usted por algo, señor? —Después te explico con más calma. ¿Tienes teléfono móvil, Margarita? —Sí, señor. —Perfecto, pásame el número… Demás está decirte, que Juan Carlos no se puede enterar de esto. —No se preocupe, señor, soy una tumba. Yo sé que usted lo quiere como un hermano y que todo lo que usted hace por él, es en su beneficio. —Eso nunca lo dudes Margarita. De repente se escuchó un tono de llamada y Margarita sacó el teléfono intercomunicador del bolsillo de su delantal. —Sí, señor… ya se lo llevo. —hizo una pausa— Señor, el señor Sergio y la señora Sofía lo están esperando en la sala de estar… Está bien, yo les aviso. Cuando colgó les dijo. — El señor Juan Carlos dice que baja dent
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