«Los gritos de agonía son mi infierno personal». Los gritos incesantes de Ethan pueden escucharse a través de las paredes de vidrio que era su oficina. Caroline lo observa mientras mordisquea la punta de la pluma. Siente una inquietud extraña en su pecho. Ethan estaba con ella físicamente, pero, su mente, siempre en otra parte. No era un hombre cariñoso, aun así, es más distante, lejano, como si eso que los conectaba se hubiera perdido. Caroline ve a Jonathan salir de su oficina con el rostro lleno de enojo. Él la mira por un momento y luego de forma desdeñosa le sonríe, fue una sonrisa malévola. Sabe, que no le simpatiza, nunca lo había mostrado tan abiertamente. Ella lo ignora mirando su computador. Cuando ya no hay nadie con Ethan, se apresura a buscarlo. Ethan está hojeando un archivo, murmurando nombres y maldicione
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