Jean Carlo entro a la habitación de su padre, el hombre se encontraba semi dormido en la cama, al parecer la dosis de morfina se encontraba haciendo efecto, el hombre intento mostrarse sereno y con buen ánimo, Hola papá, veo que te encuentro despierto, queria hablar contigo —Jean Carlo tomo la mano de su padre y se la llevo a los labios, era el hombre a quien amaba, que admiraba, el hombre que le había enseñado todo, el hombre abrio los ojos de manera débil y sonrio ante el hombre que se encontraba al lado de él — No hables, no gastes fuerzas, papá, tranquilizate, descansa — el nudo en la garganta casi no lo dejaba hablar, solo que en ese momento se lo trago — Mi hijo, mi dulce Jean Carlo, sigues guardando esos bellos sentimientos en tu interior — el hombre lo dijo en voz baja — te quiero mucho hijo, me duele, me duele — dijo el hombre, pero no era el dolor físico, era un dolor que va mucho más allá, al parecer el hombre lo que más le dolía era no poder conocer a su primer nieto.
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