Levantó levemente mi corto vestidito hacia la cintura y sin quitarme las braguitas minúsculas que llevaba totalmente inundadas de mis jugos desde hacía tiempo, me metió la polla de un solo golpe, hasta el fondo, notándole los huevos que chocaban en mi culo, perforando mi mojadísimo coño una vez y otra vez, sin descanso, con fuerza bruta, rápidamente... Así estuvo un buen rato, un tiempo que me pareció inacabable, extasiada como estaba ante una imagen para mí totalmente insólita, a cuatro patas dejándome taladrar por un chaval diez años menor que yo, un tío buenísimo y fornido, con una picha de caballo que hacía temblar las piernas solo con verla. Mis orgasmos se repetían como jamás había experimentado, mis jadeos se hacían cada vez más ruidosos y le pedía, le suplicaba que no parase, que me la metiera más fuerte, que me ordeñara el coño hasta que saliera toda la leche.Salió la suya, un chorro de denso líquido untuoso recorrió mi espalda, desde la nuca hasta el culo, manchándome el ve
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