—Señor… su entrevista es a las cinco, a la una tiene una comida con el ministro de exteriores, y… al finalizar la tarde, exactamente a las seis, debe reunirse con unos miembros del consulado de EE. UU.…Said asintió terminando de firmar unos papeles que Nasser le había pasado anteriormente, y luego soltó el aire ante la pesadez que sentía su cuerpo.Pudo notar la sonrisa de su primo mientras negaba, entonces su ceño se profundizó, queriendo saber por qué sonreía en medio de tanto trabajo.Él hizo un ademán a su secretario general, que Lia entrevistó con mucho esmero para el puesto, y luego de que la puerta se cerrara, echó su cuerpo hacia atrás, apretando su cuello y observando detenidamente a su primo.—¿Qué te hace gracia? —Nasser amplió más su sonrisa ante su pregunta seria.&md
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