Se levantaba del aquel suelo, limpiándose el rostro, se intentaba calmar, respiraba y exhalaba, tenía que calmarse, no era un lugar para formar una situación que arrollara a todos.Bajaba a prisa, de hecho, Horacio apenas estaba llegando a las ultimas escaleras, pasaba veloz junto a él, en la primera puerta que estaba abierta, entró y cerró con seguro. Era un salón de lectura, se sentaba respirando agitada, debía calmar todo en ella. Tomaba su cartera de mano, maquilló su rostro, se colocaba labial, buscaría agua en la cocina.Cuando salia de la habitación, un mesero pasaba con varias copas, se tomaba dos.Respirando, comenzaba a ir en dirección a los jardines, como la tarde había ido decayendo, había unos farolitos encendidos, que fueron perfectos aliados para ella.-Hija, estábamos tomando fotos, brindando, y la chica que cantó fue la mejor parte, oh, es maravillosa, te la perdiste-.-Si mamá…lo siento-.-Uh…pilluela, primero tu marido, luego tú-. La voz de Marla era un susurro.Sus
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