Frente a la ventana, la bajó suavemente hasta ponerla de pie, rompiendo el beso. Ella se aferraba a él, abrazándolo tan fuerte, que él se vio obligado a empujar su cuerpo hacia atrás para acomodar a su hijo presionando contra su estómago. “¡Te extrañé tanto! ¡Te extrañé tanto! Por favor, ¡no me sueltes...! ¡Abrázame...!”. Su corazón se apoderó por completo de sus labios, lloraba de felicidad mientras se sinceraba con él. “Estoy aquí, Dani, te extrañé, cielos, te extrañé tanto”. Sus palabras eran más tranquilas, pero su cabeza estaba hecha un desastre como la de ella. Se estaban besando de nuevo. Sus labios se posaron sobre los de ella, él vertió todas las palabras que no era capaz de decir en ese beso que consumía su corazón y que crecía y ardía como un incendio forestal.... y solo quemaba con más intensidad. Al final, Danika tuvo que tomar aire y separó sus labios de los de él. Sus frentes se apretaron mientras respiraban con dificultad. El vientre de ella se movía contra él.
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