Entonces cuando—Simón, es hora de irte —le dice mirándolo fijamente.—¿Que pasa que estás con ese humor de mierda? —pregunta Tatiana—Ahora no, después —murmura mirándola.—Después nos vemos, cuando no estén gritándome —comenta Simón antes de bajar las escaleras e irse.—¿Era necesario? —cuestiona con una ceja levantada.—Me importa una mierda. Tenemos que hablar, urgente.—Bueno, vamos ab...—¡A solas!—Lucrecia en serio te amo, pero no me grites más —dice poniendo los ojos en blanco.Cierra la puerta de su habitación y comienza a caminar hacia la de Lucrecia, sentándose en la cama para comenzar a mirar a su amiga, esperando una respuesta.—¿Entonces? —dice levantando una ceja.—¿Martina sigue siendo tu amiga? —Tatiqnq arruga la nariz, sin entender su punto.—No amiga, pero si nos hablamos de vez en cuando ¿Porqué?—Porque tengo entendido que ella juega en ese club de
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