Tres días después: En algún lugar de roma… Son las 8:00 p.m., la hora exacta en la que habíamos quedado con él para nuestra reunión. Contactarlo y solicitarle una reunión por negocios fue sorpresivo para él a pesar de que quiso parecer que no lo era. Habíamos entrado a una mansión en una de las mejores villas de Roma, Giordano nos había recibido en su “mansión de trabajo” para poder hablar más seguros y tranquilamente del negocio a realizar. Flavio era el único que me acompañaba, habíamos decidido que él me apoyaría en mi relato ya que era el indicado para contar lo que había escuchado y visto de Donato, íbamos vestidos con pantalón de lona, una playera negra, una chaqueta de cuero negra y unas Vans. -El signor Marino los espera en su oficina – habló el hombre que nos había guiado por todo el camino. -Perfetto, grazie mille
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