La escena era muy divertida viéndola desde afuera, Camila parecía tan sorprendida que un hombre elegante se encuentre allí, con traje y perfume caro, que aún lo seguía mirando. Oliver por su parte, solo se reía y la miraba, con los brazos cruzados. Para colmo su amiga le había dicho que ella era un malhumorada y tal, pero hasta ahora lo había hecho reír y ella ni siquiera mencionó lo bonita que eran. —¿Vas a seguir mirándome así? —él le sonríe. —Es que... ¿Cómo es que encajas en este lugar? —Ey, no seas tan mala. Estás insultando el pueblo donde vivo ¿Es que no saliste de este lugar? —No, me tienen presa. ¿No te lo dijo tu amiguita?
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