(8) Una noche sentada en la pared de su casa, que por milagro, su familia aún vivía en el mismo barrio, distraída con los ojos hacia abajo, se asustó cuando vio esa enorme sombra en la acera frente a ella. Levantó los ojos y se encontró con un niño de estatura media, de dieciocho años, bien vestido y alineado. Tenía una tez bronceada y el cabello más negro y brillante que Rosana había visto hasta entonces. ¡Fue perfecto! ¡Fue hermoso! Recordaba a un indio fuera de su hábitat natural. Llegó a imaginarlo sin esa ropa, corriendo libremente por el bosque, persiguiendo la caza para comer. Casi se rió histéricamente de su fértil imaginación. Debes ser Rosana. ¿Golpe? Ella asintió como una idiota, incapaz de abrir la boca, completamente aturdida. __Eu soy Robin, hijo de Doña Cris y doctor Olavo, sus vecinos. __Ah... -Así que ese era el hijo "famoso" de la p
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