ESCENAIIEL REENCUENTRODe pronto, algo inusual en esa vida me ocurrió. Volví a per der la conciencia y desperté en otra vida, tal como me habíasucedido en otras ocasiones. Esta vez me encontré con unfrío y húmedo clima de invierno. El viejo coche que metransportaba botaba humo negro y las piezas del motor pare cían querer salirse de su lugar. Las bocinas de los automóvilessonaban por todas partes, y el cartel que decía: Prohibidohacer ruido, parecía no importarle a nadie. El bullicio ensordecedor de la muchedumbre no me dejaba ni pensar y eldolor que mi pobre cabeza sufría se tornaba insoportable.Yo no estaba muy consciente de aquella realidad, y minovia, en aquel entonces, una bellísima mujer de 24 años deedad, había terminado su profesión hacía poco tiempo, yfue muy difícil la decisión, pero viajó fuera del país paras
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