El lunes llegó y Eva fue a la empresa con el vestido guardado en la misma caja que Dante se lo dio. Lo dejó encima de la mesa para cuando su jefe entrara devolvérselo con algún comentario que dejara claro que no aceptaría nada más, y que no funcionaria otra vez que involucra a Eleonor, si lo hacía llamaría y preguntaría si era cierto. Estaba transcribiendo unas cartas cuando llegó Dante, ella se puso de pie y tomó el vestido en sus manos, pero se quedó callada cuando vio la cara que traía él, pasó sin siquiera saludarla. Eva dejó el vestido sobre la mesa y lo siguió, esto no era normal en él, por muy desagradable que fuera a veces, siempre saludaba. —¿Pasa algo señor Lombardi? No se ve muy bien, ¿llamo un médico? ¿a su hermano? —preguntó atropelladamente, estaba nerviosa, su jefe se veía a punto de desmayarse. Dante se sentó sin responder, sin mirar a su secretaria. Inhaló y Exhaló un par de veces, luego pidió agua, ella se apresuró
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