CAPÍTULO TREINTA Y DOSEnitt Entonces ambos vienen hacia mí.Corren hacia nosotros, miró sobre mi hombro a mi compañero, a mi mitad, a mi todo, le suplico con la mirada que me perdone, me mira confundido, las pisadas de ambos se escuchan más cerca, mi loba rasguña mi interior queriendo salir y proteger a nuestro amante y la dejo.Mis caninos crecen mientras giro mi rostro, gruño con ira burbujeando en mí, mis huesos se quiebran y no dejo ni un quejido salir de entre mis labios, caigo de manos al piso cuando no puedo sostenerse y es entonces cuando sé que he tomado la forma de mi blanca loba. Ambos lobos no se detienen vienen hacia nosotros, quiero mirar hacia atrás, pero temo la mirada de horror y miedo de mi mate, eso me mataría, pero por el momento lo olvido y convierto ese temor en ira, gruño y voy tras ellos.
Leer más