“¿Quieres saberlo ahora?”, preguntó Selene, llena de regocijo.Sabrina miró a Selene con una expresión sombría en su rostro. “¿Quién es?”.“¿Por qué no lo adivinas?”.“¿Un criminal en la cárcel, esperando la sentencia de muerte?”, adivino Sabrina, pues no tenía ni idea. Cuando había conocido a ese hombre, estaba claro que estaba encarcelado.Selene negó con la cabeza. “Sabrina, estoy segura que no eres capaz de adivinarlo, así que déjame que te lo diga. Mañana temprano, a las siete. Nos encontraremos en la Tienda de Té por Siempre, cerca de aquí, y entonces te lo contaré todo como es debido, ¿de acuerdo?”.“¡¿Por qué no me lo dices ahora?!”, preguntó Sabrina con un tono exigente.“Oye, ya se está haciendo tarde. Si te lo voy a contar, tendría que empezar desde el principio. Sabes que estoy embarazada, igual que tú. Tengo el hijo del Joven Amo Sebastian dentro de mí, ¿sabes lo valioso que es eso? No puedo permitirme el lujo de descuidarme, y necesito volver antes de que el cielo s
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