Incomodidad, es así como me sentía en esta fiesta, todo el mundo me miraba como si fuera una especie de presa, y ellos los cazadores. Baje las escaleras con mi escolta Eros a mi lado, al parecer me fije que cada jefe llevaba su respectivo guardaespaldas, y a su alrededor revoloteaban mujeres sirviéndoles como si fueran sus mucamas con cuerpos de revista. —Y si nos escapamos… —giro mi mirada con rapidez hacia Eros sin entender si oí bien lo que acaba de decirme, él sonríe con gracia y suelta. —Cálmate… puedo sentir tus nervios has aquí, pensé que, si decía alguna tontería te relajarías un poco, pareces rígida como un roble viejo —dice susurrando levemente mientras Eros saluda con asentimiento a algunas personas, por raro que parezca su técnica me sirvió relajándome un poco. —¿Quién es toda esta gente, parecen…? —digo buscando las palabras. —¿Mafiosos? —Termina mi frase con burla y acep
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