La gente misericordiosa, decidida a tender la mano para ayudar a los que perecían al margen de la sociedad, no siempre aparecía en el camino. Sin embargo, la suerte en ocasiones sonreía y preparaba sus piezas, ayudándolo o arrojándolo al abismo.El destino es el autor de la historia de cada ser humano, toda su trayectoria de principio a fin, junto con sus victorias o fracasos. Sus alegrías o tristezas, risas o lágrimas, todo está planeado y calculado por él. Y si pasa algo bueno o malo viene de él, de sus intenciones a favor o en contra de cada uno. Le correspondía al autor de su historia escribir un comienzo inútil, un medio espectacular y a la vez terrible.Con un final quizás mediocre y de la peor forma posible o, quizás, sorprendentemente, el anciano de canas y barba cenó y se sentó una noche más. Viendo el baile de los árboles en medio de l
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