Me quedo perpleja, parpadeo, como si esperara que al cerrar los ojos la escena desapareciera,pero eso no sucede, y en cambio, ante mi sigo teniendo a esta mujer envejecida prematuramente, y cuyo rostro está salpicado por una sonrisa amable, y unos ojos vivos que me recuerdan a… ¡mi tía! Ahora me doy cuenta, no tienen el mismo color, pero si la misma expresión, por eso me recuerdan a ella.- ¿Mi madre?- respondo yo con el rostro contraído por la duda.- Si, Idris, soy tu madre.- ¿Cómo puede ser eso cierto? Yo nunca he tenido madre.- veo su expresión dolida, y decido aclarar mi declaración.- al menos, nunca la he conocido.- Idris, hace muchos años tuve que dejarte en manos de mi hermana, renunciando así a mi derecho natural como madre, y eso, me rompió el corazón, así que, por favor, no vuelvas a decir que no tienes madre, porque te aseguro que l
Leer más